La buena mesa siempre tiene que tener un final de altura. Un requetefinal: tras los postres y el café, el orujo. O el aguardiente, que como veremos aunque sean cosas diferentes muchas veces son palabras que usamos para nombrar lo mismo.
En cualquier caso, los licores son un placer adulto que ponen un punto final a las cenas y comidas que ninguna otra cosa puede igualar. El chupito: la parte del banquete con el brindis más especial.
Porque, no lo olvidemos, cuando nos acercamos a alguno de los restaurantes en El Bierzo de más calidad, lo hacemos siempre con amigos, con familia, con cosas que celebrar. Y no pocas veces, el momento cumbre de estos momentos suele llegar con el orujo.
En La Moncloa de San Lázaro lo sabemos bien y por eso procuramos contar con la mejor calidad en licores para que la experiencia de quienes nos eligen para degustar sus comidas favoritas sea la óptima.
Cada paladar es un mundo y cada gusto un criterio indiscutible. Por eso es bueno conocer el orujo y sus variedades, pues nunca está demás probar algo nuevo.
Obviamente, siempre con responsabilidad. Estamos ante un placer que hay que saber disfrutar en su justa medida. La mejor forma de disfrutar de un buen orujo es poder hacerlo durante muchos años.
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El orujo de uva, o sencilla y llanamente «orujo», es una bebida alcohólica que se destila a partir de los restos de la pisada que se hace de las uvas para obtener el mosto. Es decir: una vez hemos conseguido el zumo del que se obtendrá el vino, los expertos destiladores saben que todavía hay una manera de aprovechar el hollejo de las uvas, la pielecilla que las cubre.
La técnica tradicional para prepararlo es la de usar un clásico alambique. Como ocurre con otras muchas bebidas espirituosas, la pericia del destilero hace que el resultado sea una delicia y un goce para el cuerpo y el alma.
El orujo se ha preparado siempre en las familias bodegueras con esas pieles pero también se hace de forma profesional. Es este segundo el que puede ser comercializado con garantías.
Como puedes ver, forma parte de la historia y la cultura de numerosos pueblos de España. En ciertas zonas de tradición vitivinícola, no sólo se preparan caldos como los vinos del Bierzo, sino que se aprovecha absolutamente todo lo que sea posible aprovechar. De ahí que tras pisar las uvas y obtener el dulce mosto, parte de la materia prima tome otro rumbo y acabe convertida en este producto, el orujo.
Esta cuestión es muy fácil de explicar. Realmente, la palabra «orujo» hace referencia primigeniamente a esas pieles de la uva que quedan después de exprimirla para obtener mosto. Aguardiente sería el nombre genérico para toda bebida destilada a partir de hidrato de carbono resultante de una fermentación.
Al fermentar los orujos (es decir, las pieles de la uva) y hacerse un destilado con ello, obtendremos la bebida que generalmente llamamos «orujo» pero cuyo nombre sin diminutivos sería «aguardiente de orujo».
Podríamos tener aguardientes de muchas más cosas: de casi cualquier fruta, peras, ciruelas; o de caña de azúcar. En definitiva: lo que generalmente llamamos «orujo» es un tipo de aguardiente, a saber: el que se hace a partir de las uvas (para ser exactos, de las pieles de esta).
Hay que tener cuidado y simplemente no liarse con las palabras. Por ejemplo, muchas veces, cuando llamamos a algo «licor», puede tratarse de un aguardiente (por la manera en que se ha obtenido) o no. Y además hay que tener en cuenta que los aguardientes, se llamen como se llamen, están muy extendidos por el mundo.
En muchísimas partes del mundo, las bebidas con alto contenido alcohólico forman parte de los rituales, ceremonias y celebraciones más importantes de esa cultura. Cada una con sus peculiaridades pero todas con mucho en común. Ese tener en común, en el caso del aguardiente y el orujo, es pleno. Aunque sean palabras que se suelan usar para denominar cosas distintas.
Existen tantos orujos como maestros destiladores. Agruparlos es un poco hacerles de menos a alguno de ellos por lo que, si por alguna razón echas en falta algo en nuestra lista, te recordamos que tenemos una sección de comentarios donde estaremos encantados de aprender contigo más sobre el orujo.
Nuestra selección ha sido, sobre todo, un intento de mostrar una amplia gama de orujos que, por sus diferentes sabores, dan muestra de lo que el arte de la destilería puede lograr.
Se trata de que los conozcas todos y pruebes aquellos que te seduzcan… ¡siempre con moderación! Tras disfrutar en el postre de alguno de los dulces típicos de León y El Bierzo, ¡llega el momento de elegir el chupito!
El orujo, por decirlo así, propiamente dicho. Es el que se obtiene de los orujos (insistimos, ese es el nombre de las pieles de la uva que quedan después de pisar) y varía mucho dependiendo de las variedades de uva que se usen.
Sucede como con los vinos, donde puedes encontrar muy distintas clases dependiendo de la variedad escogida. Por cierto, ¿has echado ya un vistazo a los mejores vinos godello o a los vinos mencía?
En el Bierzo, esa es la uva blanca más habitual. Entre las tintas, es la mencía. Con las pieles de ambas es con lo que se suele hacer orujo en la comarca, en una sinuosa mezcla que se disfruta bebiéndola bien fría acompañando los dulces del postre.
En nuestro restaurante La Moncloa de San Lázaro sabemos, por experiencia, que un chupito de orujo blanco es, para muchos, el requisito para que una comida sea perfecta. Su color blanco es muy característico y su potente olor un anticipo de la capacidad que tiene el orujo para servir de finiquito a una comida con mayúsculas.
¿Tal vez optes, entonces, por orujo blanco como telón cuando te decidas a descubrir el botillo del Bierzo?
Nuestros vecinos de Galicia han aportado tantas cosas buenas al mundo que es un gustazo disfrutar de una cercanía tal con una tierra tan rica, tan fraternal y tan bella. Si es que en La Moncloa de San Lázaro, en pleno centro de la olla berciana, tenemos una situación privilegiada.
El conocidísimo licor café, ese brebaje denso, intenso y oscuro, está protegido y es típico en Galicia pero se elabora también en otras zonas, como por ejemplo en El Bierzo o en Asturias.
Se trata de un brebaje que tiene por materia prima café no torrefacto y azúcar. Su gradación suele ser alta, de hasta 40 grados, y su sabor, como el del café azucarado, dulce y amargo a la vez, con un extra alcohólico que lo vuelve un perfecto punto final a los postres.
Con el licor café… mucho cuidadito. No es de entre los orujos el más fuerte de todos, pero por su cremosidad, engancha. Servido muy frío e incluso con una piedra de hielo, es un elixir potente que suele sorprender mucho a quienes lo prueban por primera vez.
Entre los amantes del café, ya se sabe, hay de dos tipos: los que disfrutan con una tarta de café o con el licor café… ¡y los puristas que sólo conciben beber su ansiado negro líquido elemento! Para nosotros, en La Moncloa de San Lázaro, el licor café es un imprescindible con el que brindar con peregrinos, viajeros y turistas que nos eligen para su estancia en Cacabelos.
El aguardiente o licor de cereza es uno de los destilados más dulces y deliciosos que hay. Y es que una buena cereza es algo de lo que es imposible esperar que no salga otra cosa muy buena.
En El Bierzo abundan los cerezos. Algunos paisajes de los parajes más espectaculares del Bierzo se vuelven increíbles durante la primavera con el florecimiento de estos árboles.
El orujo que se obtiene de esta fruta hace todo merecimiento a la fama de las cerezas del Bierzo. No es por presumir pero siempre se las lista entre las mejores de España. El problema es que es un fruto que dura más bien poco, por lo que hay que consumirlas siempre de temporada. Pero mientras llega ese momento, ¿qué mejor que relajarse y disfrutar con un chupito de licor de cereza?
Además, por su color rosáceo, es ideal para brindar por el futuro con quien tú más quieras…
El orujo de hierbas o licor de hierbas es uno de los más populares de la gran familia de los aguardientes. Su nombre, reconozcámoslo, es bastante obtuso. Tiene un retintín mágico, como si estuviéramos ante la pócima de unas meigas.
Hay muchas variantes y esto hace que el color puede ser desde amarillo verdoso a verde tirando a oscuro. En su preparación, se pueden usar distintas hierbas aromáticas: azahar, nuez moscada, regaliz, manzanilla, menta, romero, hierba luisa, tomillo… Varía con cada productor de orujo.
Es una bebida popular que originariamente preparaba cada cual con lo que podía. Hoy se comercializa con todas las garantías y su consumo al final de la comida es, como todas las demás, un punto álgido lleno de matiz, aromas, sabor y vigorizante sensación.
Si eres madrileño y estás leyendo por primera vez que se puede hacer orujo de madroño, vuestro árbol «sagrado», seguramente querrás probarlo enseguida. Pues cuando lo veas, su color rojizo tirando a marrón te va a hipnotizar. Y su sabor… dulcísimo.
El fruto del madroño es de los que más rápido fermenta. Hablamos de que una persona que no esté acostumbrada a ingerir bebidas alcohólicas puede notar cierto mareo si por lo que sea come madroños muy maduros. ¡No es broma! Ocurre con muchas bayas: sus azúcares y enzimas son tan precoces, que llegan a generar la sensación de que emborrachan.
En cualquier caso, el orujo de madroño tiene un sabor y una textura únicos y, de nuevo, un color rojizo que mejora un poco más la experiencia de tomarlo. Es muy típico en Portugal pero, afortunados nosotros, también lo hacemos en El Bierzo.
Terminamos por un capricho al que pocos se pueden resistir: el orujo de mora. Porque por su sabor nos retrotrae a la infancia y las luchas contra las zarzas por arrebatarles su preciado fruto. El licor de mora es una experiencia, solo para adultos, que juega con poner en nuestra lengua sabores de nuestra infancia.
Además tiene un precioso color morado. Con los orujos es muy importante lo de los colores. Son el momento final de una mesa y la alegran con sus puestas de largo cromáticas. Son sabor, olor, textura… y también un placer para los ojos. En el caso del de mora, además, nos llevan a la remembranza de muchas otras cosas.
Los orujos o aguardientes o licores, como quieras llamarlo, son mucho más que una bebida alcohólica. Son protagonistas de momentos importantes de nuestra vida y sirven en las celebraciones como punto de exceso de color y sabor.
Degustarlos con moderación es un placer y disfrutar de su variedad una muy interesante opción. Nosotros no sabríamos quedarnos con ninguno.
Sirven para el acompañamiento y ahí hay que seguir las indicaciones de lo que te diga el cuerpo. Dejarse llevar un poco al finalizar una comida y hacerlo a lo grande, con un chupito. Así es: afirmando el momento de las grandes celebraciones.
En La Moncloa de San Lázaro, así como en nuestra Palloza-Tienda, el color y el sabor de los orujos que, respetando los procedimientos básicos de la preparación tradicional, se fabrican para su distribución y venta han estado siempre con nosotros.
Y lo van a seguir estando, como un símbolo de la cultura de las áreas agrícolas y vitivinícolas como la nuestra. Nuestro Bierzo: donde te estamos esperando para mostrarte todas sus maravillas. ¡También sus orujos!
Si estás con ganas de venir a vernos, no lo dudes más y echa un vistazo a los mejores hoteles en Cacabelos o las mejores casas rurales en El Bierzo. Tienes mucho que conocer en Ponferrada, los Ancares, y tanto más…
Nosotros te invitamos a venir a empezar a probar las maravillas de esta comarca aquí, en Cacabelos, en el corazón del Bierzo en La Moncloa de San Lázaro. ¡Ven a conocernos!
Un comentario
Feroz post, gracias por compartir esto.